Me gusta escribir, pero cuando lo hago en una hoja de papel me siento más libre. Puedo cambiar de tema cuantas veces se me antoje, hablar de mis "dramas existenciales" o de lo que he comido. Pero, cuando uno publica lo que escribe, no importa en dónde, tiene que preocuparse por el lector.
Además, escribir en la computadora tiene, en mi caso, dos inconvenientes. El primero es que pienso más rápido de lo que mis dedos teclean y, el segundo, es que mi obsesión por redactar bien me hace reescribir o incluso borrar textos en los que invierto mucho tiempo. ¡Imagínense llevo una hora escribiendo estos párrafos! Y estoy apunto de borrar todo. Ja, y pensar que mi primera oración sería: "he iniciado la tarea de un blog no por el afán de ser leído, sino por practicar el ejercicio catártico de la escritura". Ahora caigo en la cuenta de que sufro mucho al escribir.
Además, escribir en la computadora tiene, en mi caso, dos inconvenientes. El primero es que pienso más rápido de lo que mis dedos teclean y, el segundo, es que mi obsesión por redactar bien me hace reescribir o incluso borrar textos en los que invierto mucho tiempo. ¡Imagínense llevo una hora escribiendo estos párrafos! Y estoy apunto de borrar todo. Ja, y pensar que mi primera oración sería: "he iniciado la tarea de un blog no por el afán de ser leído, sino por practicar el ejercicio catártico de la escritura". Ahora caigo en la cuenta de que sufro mucho al escribir.
3 comentarios:
¿Y cómo te sentiste una vez terminado tu escrito?
Cansado. En verdad, creo que es escribir es un tormento cuando lo tienes que hacer por necesidad. Aunque, también he de decir que muchas veces al escribir he recibido muchas recompensas. Algunas de ellas han sido catárticas.
Escribir es como un parto. Pensar es como un parto, te diría Sócrates. Y ambas son actividades dolorosas.
Pero también ejercitar los músculos es doloroso. ¡Ay, todo duele!
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