lunes, 17 de junio de 2013

Ser partícipe en la vida

Hoy recibí una tarea. Me pidieron participar en una investigación sobre el significado de: "ser partícipe en la vida". Cuando acepté la asignación pregunté por la extensión y la fecha de entrega. Obviamente se burlaron de mí. Esta investigación no me la pidió ninguna instancia académica (o al menos eso creo), sino una persona a la que quiero. Mucho. 

Por su puesto que me encuentro perdido. No sé por dónde empezar. Por si fuera poco, E. me ha pedido que el contenido sea concreto y claro. Aunque eso es un reto para cualquiera, lo es más para mí que soy filósofo y me gusta hablar. Trataré de hacer mi mejor esfuerzo.

Aunque parece obvio, empezaré recurriendo al significado mismo de las palabras. Según la Real Academia Española, partícipe significa: "que tiene parte en algo, o entra con otras a la parte en la distribución de ello." Dicho en otras palabras, ser partícipe significa "tener parte" o "ser parte de" o "ser considerado para participar en algo". Ese algo, en nuestro caso, es la vida. 

No pretendo explicar qué es la vida, porque es algo tan general y tan extenso que solemos hablar de la vida personal, familiar, profesional, académica, sexual, física, espiritual, etc. Sin embargo, aún cuando el significado de la vida pueda ser tan amplio, podemos decir que "ser partícipe de la vida" significa: ser parte de la vida o, al menos, ser considerado como parte en esa vida (profesional, personal, espiritual...)

Obviamente, tiene que existir una diferencia entre ser partícipe de la vida profesional o de la vida espiritual y así entre cada una de ellas. En la vida profesional, por ejemplo, los compañeros de trabajo participan y son parte vital de nuestro desarrollo laboral (también deberían serlo los jefes, pero la experiencia nos demuestra que no siempre es así). En la vida espiritual, tu  director espiritual es una persona clave. En la vida académica, tus profesores... y así podemos ir sucesivamente.

No obstante, hay personas que son partícipes de la vida en varios ámbitos, por ejemplo, nuestros padres son partícipes de la vida familiar, escolar, personal... Nuestros amigos, por otro lado, son partícipes de nuestra vida personal, profesional, deportiva, etc. 

Esto último, nos obliga a ver un doble aspecto del ser partícipe de algo. Se puede ser partícipe en algo, porque:
 1) se tiene derecho a participar de algo, o bien, 
 2) porque alguien, libremente, nos permite (nos ha regalado la oportunidad) de participar en su vida.

En el primer caso, siendo niños nuestros padres tienen derecho a participar de mi vida académica en tanto que son mis padres, pero también en tanto que ellos me han pagado los estudios.
En el segundo caso, Alan me ha hecho partícipe de su boda porque él, libremente, me ha invitado a ser parte de ese momento tan especial para él.

Pero también es cierto que hay personas que, teniendo el derecho a participar en la vida, no ejercen ese derecho. Por ejemplo, la esposa que teniendo derecho a que su marido pase tiempo con ella, deja que éste se vaya con sus amigos a jugar cartas. Asimismo, hay personas a quienes no les damos el derecho a ser partícipes de ciertos ámbitos en nuestra vida y que se sienten con el derecho a ser partícipes de ellos. Por ejemplo, aquellos amigos del trabajo que se enojan con nosotros porque no los invitamos al cine.

Conforme uno tiene más conciencia de sí mismo, de su autonomía y su libertad, vamos permitiendo que otros forme parte no sólo de un tipo de vida, sino de varios. Por esta razón, el compañero de trabajo que no está interesado en compartir tiempo con nosotros difícilmente lo haremos partícipe de nuestra vida personal.

En cambio, en el caso de las parejas, conforme crece el tiempo que comparten, la confianza, los intereses y el amor entre ellos, es más fácil hacer que cada uno, libremente, sea partícipe de la vida del otro.


¿Qué entiende miguel por "ser partícipe en la vida"?

Por principio de cuentas, para mí la frase está incompleta, porque tendría que decir: "Ser partícipe en la vida de alguien". Pues desde mi humilde opinión sólo tiene sentido hablar de "ser parte en la vida de otra persona."

En otra ocasión escribí que no dejaba entrar a las personas tan fácil a mi vida y que usaba máscaras pues no quería que me lastimaran. Sin embargo, me pasó lo contrario. Mientras menos dejaba que otros fueran partícipes en mi vida, más triste y solo me sentía. Puedo decir que me sentía amargado, me enojaba de todo, me sentía incomprendido. Pero, ¡cómo no iba a estarlo! Si no dejaba que me ayudaran, si no pedía ayuda, si pensaba que yo solo podía resolver mis problemas. Fue una época difícil.

El proceso de cambio fue difícil, largo, complicado. Ahora después de varios años, me siento mejor. Sigo siendo reservado con algunos aspectos de mi vida, pero hay otros más que son accesibles a muchos otros.

Hace poco más de un año conocí a una persona que ha cambiado mi vida. Con ella he pasado momentos muy buenos, algunos no tanto y, por su puesto, también momentos tristes. Con ella no me siento obligado a ocultar nada. Por el contrario, quiero contarle todo de mí, quiero que se entristezca y se alegre por las mismas cosas que yo. Quiero que sea partícipe de mi vida no sólo en algunos ámbitos, sino en todos. Soy dichoso porque ella me ha permitido ser partícipe de su vida, porque me ha dejado conocerla, porque he aprendido de ella y porque me ha hecho mejor persona. Soy un afortunado porque me dedica tiempo, porque puedo quedarme embobado mientras me ve con sus hermosos ojos y con su sonrisa , porque me escucha y es paciente conmigo.

Quizá ha pasado poco tiempo, pero no saben cómo deseo que ella me deje ser partícipe en otros ámbitos de su vida. El tiempo y, sobre todo, ella, dirán si soy merecedor a tal derecho.