miércoles, 14 de febrero de 2007

"Todo lo puede el miedo y nada el amor"

Admiro Nietzsche no sólo porque estuvo en contra de todos, sino también porque él mismo clausuró toda posibilidad a que no existieran nietzscheanos, para que no hubiera copias baratas que lo imitasen. Ahora en día uno no puede estar en contra de todos. Se vive una época donde el consenso, la tolerancia y el respeto "gobiernan" a la sociedad. Nada más falso. Reconozcámoslo. Todos aparentan ser gente fiable, alegre y amistosa, pero en el fondo, lo quieran o no, esconden intenciones poco cordiales.
No puedo creer que esté escribiendo esto, sobre todo, cuando he defendido que la amistad basta para ser feliz...

jueves, 8 de febrero de 2007

Dividido

Vivo en dos mundos y en ninguno me siento agusto. A veces deseo ser un viajero para vagar por el mundo; otras, volverme un cínico contemporáneo y, las menos, cometer atrocidades (¡ay, nanita!), pero cuando estoy a punto de hacerlo, esa voz incómoda (ese daimón socrático) me reprime. He experimentado en carne propia el mito del carro alado que relata Platón en el Fedro. Aunque, he de reconocerlo: no soy un buen auriga. Ahora que lo reflexiono, creo que Nietzsche experimentó la misma sensación, pero él mandó todo al carajo. Nietzsche sí túvo la voluntad de poder requerida para decir no a su tarea de auriga y dejar que el caballo desbocado dirigiera el carro. Mi ánimo, por el momento, no posee dicha fuerza.