Mike, deja de hacer lo que estás haciendo. Agarra tus cosas y ¡córrele porque se nos va el tren! Fernando y Luis me estaban correteando. Ya era tarde y yo no podía dejar de escribir. Partíamos hacia Filipinas y ya estábamos un poco retrasados. Me levanté del suelo y mientras lo hacía todas las hojas en las que había escrito se cayeron... Un amable señora levantó algunos de esos papeles y con una sonrisa me los entregó. Sentí pena porque ella fue más rápida que yo para inclinarse, sólo pude agradecerle. No pude recuperar todos los fragmentos de aquella carta... Aunque esta no era la carta inicial, creo que los fragmentos recuperados cuentan una historia que merece ser contada. Una historia extraña, pero creo que algunos se sentirán identificados.
Recuerdo con dolor las últimas palabras y sólo puedo pensar que la vida quiere hacerme una mala jugada. De momento no supe qué hacer ni qué decir, parece que no hablaba contigo.
No me dejes solo y menos si estoy tan lejos.
Parecía que hablabas con un extraño y que me desconocías. Pareciera que el tiempo que hemos pasado juntos no hubiera valido la pena. Como si lo poco o mucho que hemos compartido se hubiera ido al caño.
Ahora parto hacia un lugar lejano. Asia, el Pacífico, islas y bellas playas, pero no tiene sentido.
No tengo lo que más quisiera en estos momentos...
Tú. Te quiero a ti. Pero estás y no estás.
Estás porque me sigues escribiendo y porque tengo la esperanza de que sea porque me quieres más allá de nuestra amistad, pero también pienso...
(y vuelvo a pensar) que...
me escribes porque te sientes obligada.
Sé que no te gusta eso de mí... que piense. Pero cómo dejar de hacerlo.
....ahora que empiezo a sentir y a darle cabida al sentimiento, me vuelvo a quedar como antes, sin nadie a quién querer, sin nadie con quien querer...
Tengo amigos y algunos "amigos"...
Claro que me interesa tener amigos y a todos ellos los quiero, pero a ti no te quiero como amiga,
más aún...
no puedo verte como amiga.
No quiero verte como amiga.
Pero al mismo tiempo no estás, te siento distante y sé que tienes algo, no sé que sea.
Ojalá pudiera ayudarte, ojalá pudieras confiar más en mí. Ojalá pudiera convencerte de que lo nuestro vale la pena. Ojalá la próxima vez que nos veamos sea para arreglar las cosas y no para acabarlas.
Tengo miedo. Tengo miedo de que dejes de escribirme. No dejes de hacerlo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario