La sensación que experimento al utilizar los puntos suspensivos es inigualable... En mis conversaciones por el mensajero uso y, quizá, abuso de ellos. Pero, por ahí se dice: "Al buen entendedor, pocas palabras." Wittgenstein decía que de lo que no puede hablarse es mejor callar. Yo estoy de acuerdo con él. Incluso, creo que soy más radical. A veces creo que, dada la limitación de nuestro lenguaje para expresar lo que sentimos, pensamos y queremos decir, valdría la pena dejar de escribir y limitarnos a actuar. La acción es menos ambigua que la palabra.
No soy un parlanchín, tampoco un antisocial, pero sí un hombre de muchos silencios, y éstos sólo he podido expresarlos en mis escritos mediante los puntos suspensivos. Ahora que lo pienso, creo que una clara prueba de que soy un hombre de silencios es mi ausencia de este blog por más de seis meses.