He recibido una noticia que me ha dejado frío. Mi abuela ha empezado a llamar a sus hijos, pues, según me dijeron, parece que se quiere "despedir". Encontré a mi madre llorando y no he podido consolarla. No quise hacerlo. Espero que sea una falsa alarma, pues deseo que mi abuela nos siga "dando lata". Quisiera pedirle otra vez que me dé un beso y que, sin dudarlo, lo haga. Y que, una vez me lo haya dado, me diga: "¿No quieres otro?"
Hace poco estuvo con nosotros y me duele reconocer que ya no está bien. Divaga mucho, habla de personas que conoció en su juventud y que ya murieron. Confunde fechas, personas, lugares... Aunque me reconoce como su nieto, no recuerda mi nombre. La verdad es que no me importa. Me basta con saber que soy su nieto y que Guadalupe Valdés es mi abuela.
domingo, 22 de enero de 2012
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