La ví y su belleza me sorprendió. Su cara mostraba a una niña, pero también estaba ese aire intelectual en su mirada y su sonrisa me dejó perplejo. Aunque el rostro es lo primero que miro en una chica, he de resaltar que las piernas de esta mujer son hermosas. Si bien pertenecía a nuestro linaje y mis compañeros la incluían en el grupo nunca me animé a saludarla.
La ví otras ocasiones y noté la gracia en su actuar. Una tarde, cuando la lluvía empezaba a arreciar, la ví "luchar" con su paraguas para taparse mientras cargaba sus libros. Muchas otras veces la ví, pero nunca pude comer o platicar con ella. No quería abordarla de modo brusco, pues no sabía cómo ni con qué pretexto hacerlo, de manera que pedí a un amigo que le hablara sobre mí. Lo hizo, y no me enteré.
Hoy, por fin, después de mucho tiempo se sentó en mi mesa y me fusiló cuando dijo que era su último día en el instituto. Me sentí mal y tuve que improvisar. Le pedí a una amiga que nos presentara y cuando se enteró quién era yo dijo: ¡A ti te he estado buscando!" Su comentario me dejó helado. ¿Por qué razón una niña que no conocía me buscaba? Me dijo R le había hablado de mí y que desde hace mucho quería platicar conmigo. Sentí un poco de enojo conmigo. ¡Demonios, hace cuánto que R le había hablado de mí! Ese día platicamos cerca de media hora, nunca más volvimos a platicar. Ella dejó el instituto y aunque tengo modo de comunicarme con ella, no he tenido ganas de hacerlo. En dos ocasiones traté de hablar con ella, pero me confundió con otra persona. No sé si algún día vuelva a verla, pero tampoco sé si yo quiera.