La sensación que experimento al utilizar los puntos suspensivos es inigualable. En mis conversaciones por cualquier chat me es imposible dejar de emplearlos y, quizá, abuso de ellos. Por ahí se dice que "al buen entendedor, pocas palabras." Si esto es cierto, me parece que los puntos suspensivos expresan, precisamente, eso. Wittgenstein decía que de lo que no puede hablarse es mejor callar. Yo estoy de acuerdo con él. Por ello, quizá, abuso en mis escritos de los puntos suspensivos. No soy un parlanchín, tampoco un antisocial, pero sí un hombre de muchos silencios, y éstos silencios sólo he podido expresarlos en mis escritos mediante los puntos suspensivos. Ahora que lo pienso, creo que una clara prueba de que soy un hombre de silencios es mi ausencia de este blog por meses y meses.
Este párrafo lo publiqué hace años y lo retomé por dos motivos: 1) Gino, un amigo de la facultad, me comentó en ese entonces que no hiciera paréntisis tan largos entre una publicación y otra. Aunque no estoy seguro si leera esta nueva entrada, lo hago para que, en caso de que lo haga, vea que traté de seguir su recomendación. 2) Hace poco "regañé" a una amiga por su uso del punto y coma. Mi intención no era juzgarla o corregirla. En aquél momento no consideré que ella también podía tener un gusto inexplicable por el punto y coma, así como yo lo tengo por los puntos suspensivos. Pues bien, ahora trataré de ofrecer algunas razones extra para que vean porque me gusta este signo de puntuación.
No obstante, además de todas estas bondades, los puntos suspensivos no sólo indican una interrupción en el discurso, también se pueden utilizar con intención enfática o expresiva y alargar entonativamente un texto. Shakespeare sabía eso: "Ser... o no ser... Esa es la cuestión."
Mi pasado como editor me obliga a señalar también que los puntos suspensivos indican la supresión de una palabra o un fragmento en una cita textual.
Este párrafo lo publiqué hace años y lo retomé por dos motivos: 1) Gino, un amigo de la facultad, me comentó en ese entonces que no hiciera paréntisis tan largos entre una publicación y otra. Aunque no estoy seguro si leera esta nueva entrada, lo hago para que, en caso de que lo haga, vea que traté de seguir su recomendación. 2) Hace poco "regañé" a una amiga por su uso del punto y coma. Mi intención no era juzgarla o corregirla. En aquél momento no consideré que ella también podía tener un gusto inexplicable por el punto y coma, así como yo lo tengo por los puntos suspensivos. Pues bien, ahora trataré de ofrecer algunas razones extra para que vean porque me gusta este signo de puntuación.
Me gusta usar los puntos suspensivos porque expresan una pausa distinta de la pausa que indican el punto, la coma o el punto y coma. La pasua de los puntos suspensivos es transitoria y puede expresar duda, temor, vacilación o suspenso. ¡Sí, todo eso! ¿Será que los puntos suspensivos son más expresivos que yo y por eso prefiero utilizarlos a ellos? El uso que más me gusta es para dejar una idea incompleta y en suspenso. ¿A quién no le gusta hacerse el interesante en sus escritos? Según la RAE, se suelen utilizar para insinuar expresiones o palabras malsonantes o inconvenientes. Es decir, los puntos suspensivos son "educados" y políticamente correctos. Quizá el uso más extendido de los puntos suspensivos es para dar por entendido algo o simplemente para interrumpir un discurso.
No obstante, además de todas estas bondades, los puntos suspensivos no sólo indican una interrupción en el discurso, también se pueden utilizar con intención enfática o expresiva y alargar entonativamente un texto. Shakespeare sabía eso: "Ser... o no ser... Esa es la cuestión."
Mi pasado como editor me obliga a señalar también que los puntos suspensivos indican la supresión de una palabra o un fragmento en una cita textual.
Sin embargo, considero que el uso de los puntos suspensivos debe ser prudente. Así como hay gente que no conoce los signos de puntuación, también existen personas que abusan de ellos. Escribir es un arte difícil de adquirir e incluso de ejercitar. Creo que cada uno de los signos de puntuación tiene su dignidad y, por ello, merecen ser tratados con respeto. Sin embargo, yo encuentro especial debilidad por los tres puntos. Me identifico con ellos porque expresan mucho sin decir nada. Porque invitan a pensar al lector, porque lo obligan a imaginar y ser creativo. Porque no son sencillos de utilizar o aplicar. Porque son misteriosos, porque... no lo sé, simplemente puedo decir que me gustan por todo lo que he dicho arriba.